domingo, 20 de noviembre de 2016

Danzaterapia




EL DANZATERAPEUTA

El camino del danzaterapeuta es el aprendizaje de un conjunto de técnicas y conocimientos teóricos y científicos así como el desarrollo de su intuición, paciencia, tenacidad y capacidad de emplear y recrear los diferentes estímulos aprendidos.

El objeto de su trabajo preventivo o de curación no es nada más ni nada menos que un sujeto, por eso el danzaterapeuta, en su hacer profesional, debe tener conciencia de sus actos, sabrá si es eficaz su intervención sólo si reconoce sus móviles, porqué se produce lo que se produce al dar una consigna. Esto último no es una cuestión azarosa: es el atravesamiento teórico y vivencial de todo danzaterapeuta que desee conducir y sostener un tratamiento.

Los danzaterapeutas ejercen su profesión en diversos ámbitos: pedagógicos, recreativos, de rehabilitación y clínicos. Parten del concepto de salud como la posibilidad de aprender. Salud es lo no estereotipado, es la posibilidad de estructurar nuevas formas de expresión y de operación.
Su función es abrir canales de comunicación para facilitar el interjuego de la persona a través de la danza, la música, el silencio, el juego, la escritura, el dibujo, la palabra, el humor y los objetos intermediarios.

Ser danzaterapeuta requiere poner el cuerpo, el afecto, la mirada reflexiva, el permiso a la fantasía, la capacidad de juego, la posibilidad de adaptar su propio tiempo al tiempo de cada grupo.

Sus herramientas técnicas le permitirán delinear su rol para: 
  • Organizar el trabajo corporal del otro a través de diferentes estímulos creativos. 
  • Generar confianza en el grupo. 
  • Escuchar suspendiendo juicios y prejuicios. 
  • Escuchar abriendo espacios que posibiliten la emergencia de lo nuevo. 
  • Trabajar sobre los emergentes individuales y grupales. 
APLICACIONES DE LA DANZATERAPIA

· A través de la motivación expresiva del movimiento, los niños entran en contacto con diferentes nociones espaciales y temporales. En el trabajo con niños, la espontaneidad permite que los afectos y necesidades se manifiesten permanentemente, y, como adultos, nos sorprendemos reflejados en ellos: la necesidad de atención, aprobación, respeto, aceptación, apoyo, estímulo, el ser tenido en cuenta, el ser querido.

· En el caso de pequeños aislados y tímidos  que sufran algún tipo de rechazo del grupo, la experiencia con el cuerpo mediante el ritmo les permite movilizar la vía de comunicación en su interior. ¿Por qué me muevo y para qué? se convierte en la clave.

· El no oir (sordera e hipoacusia) no significa no poder pensar o no poder sentir. Para un oyente, el silencio no es profundo ni permanente, para aquel afectado por la sordera es un pozo sin colores, un hueco profundo porque no existe la memoria auditiva, el silencio es lo cotidiano. El método descubre el lenguaje encerrado en el cuerpo para que pueda danzar con las palabras, formas, colores y ritmo mediante su expresión.

· En el caso de niños o adultos o ciegos la danzaterapia intenta despertar la dormida expresividad y ser un puente para el encuentro con su propio cuerpo, sin esa rigidez física a la que se acostumbran.

· Discapacidad mental: el danzaterapeuta trabaja sobre la persona que se mueve, no sobre el síndrome o enfermedad; lo que no significa que desconozca las características de cada patología. Se trata de mirar, proponer, intervenir, escuchar, leer, más allá de la cosa en sí, del ser paralítico cerebral o síndrome de Down o cualquier otra cosa, para que en la escena clínica se ponga en juego el decir y el actuar de una persona y no el de un síndrome. Entra en juego el deseo y el placer de la persona por el movimiento.

· Discapacidad física: el lenguaje del cuerpo es muy antiguo, es primitivo, primario y algo tan natural como bailar para estar juntos e integrarse nos fue quitado por la idea de la especialización. Todos los cuerpos tienen un lenguaje, y esto no tiene nada que ver con cómo sea ese cuerpo. El danzaterapeuta se interroga acerca de la historia singular de ese cuerpo, de su sufrimiento corporal, de su esquema corporal y de su imagen corporal intentando en la operación clínica rescatar al sujeto que en el movimiento – danza se pone en escena.

· Psicoterapeutica:  En nuestra cultura, cimentada sobre la palabra, no pensamos que en determinadas circunstancias resulta difícil y en ocasiones imposibles comunicarse a través de ellas. Este es el caso de la mayoría de los pacientes mentales (psiquiátricos) en ocasiones tan severamente alterados que pueden haber perdido todo contacto con el mundo que los rodea (psicosis).

· Neurosis: sin tener que llegar a casos extremos, sabemos que es éste también el caso de cualquiera que padezca una alteración emocional ya sea un estado profundo de preocupación o melancolía o depresión, encuentra difícil sostener una conversación más allá de unos pocos minutos. Es aquí donde el movimiento puede permitir el desahogo y la comunicación necesarios porque los músculos son los que contienen a las emociones.

· Trastornos de la alimentación: los pacientes con algún trastorno de la alimentación (anorexia, bulimia,obesidad) padecen distorsión de su imagen corporal, baja autoestima y pobre concepto de sí mismos, suscitándose a menudo problemas de relaciones interpersonales, y, tienen dificultad para identificar sentimientos. A través de la danzaterapia estos pacientes son animados a reconocer la tensión en sus cuerpos como un signo de sentimiento. Este reconocimiento permite controles y elecciones más saludables para reemplazar así las comilonas autodestructivas y los ciclos de purga. Sus sentimientos pueden ser expresados simbólicamente en movimiento.


Graciela Vella
Danzaterapeuta.

Antonio Mendoza
Musicoterapeuta 

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